Blackout





Esta vez tiene título nuestro corto.
Inspirado en el climax de la propuesta armada en grupo, blackout surgió en base del apagón del departamento, del apagón Celina y Alberto.

A medida que fuimos concretando temas como el ambiente general, el perfil del departamento y de sus residentes, más concreta se fue haciendo la propuesta del vestuario y el maquillaje de los representantes de nuestra historia.

El factor de tener un film en blanco y negro traía sus complicaciones, en mi caso principalmente cómo contrastarían los vestuarios con respecto al color de las paredes del departamento. Así fue como la camisa de Alberto pasó de ser lisa a rayada.
Así mismo la búsqueda de un vestido que se acercara a los referentes ya planteados para Celina también infirió un poco en el resultado final, ya que no se consiguió el vestido tipo camisero previamente planteado, sino que resultó siendo un vestido sin mangas junto a un cardigan de tono más oscuro para lograr la separación de la figura con su fondo.

Tenemos entonces la propuesta de Alberto:







Y en el caso de Celina:






Me Gustaría entonces dejar aquí la memoria de lo que fue este trabajo

Parece que fue hace días aunque realmente no hace tanto, imagino que cuando uno siente que ha trabajado arduamente se hace lejano el inicio. La verdad es que hace nada estábamos en el aula 401 recibiendo una consigna que pedía que trajéramos una foto con la cual pudiésemos inspirarnos para el armado de un relato que grabaríamos en el set de FADU. Recuerdo que hubo propuestas muy buenas con fotos muy interesantes, la verdad es que fue difícil elegir, la mayoría en mi opinión resultaban interesantes. 
Hubo algo en Alberto (el nombre inicial de Blackout) que creo nos atrapó a todos, incluso recuerdo cuando ceci la montó en el grupo de whatsapp antes de presentarla en clase y ya muchos le hallábamos un atractivo. Así que fue la elegida, Alberto, cuya imagen referencial implicaba el armado de una ventana… Vaya. 

Debo admitir que arte era un departamento que me llamaba mucho la atención, toda la parte estética de la imagen me intriga, y en el caso de Alberto había una propuesta interesante, así que defendí mi lugar dentro de Arte. Quise asumir la dirección pero la verdad es que estábamos dos como postulantes para el puesto y nadie para maquillaje y vestuario, así que decidí asumir maquillaje y dejarle a mi compañera la dirección. El armado del vestuario me parecía bastante interesante y un área a la que seguramente no tendré tantas oportunidades de acceder. 

Al inicio del proyecto como área estábamos en una especie de standby ya que el guión estaba por definirse y era bastante difícil proyectar algún tipo de ambientación o vestuario sin algunos consensos básicos cómo en qué época se desarrollaba la historia y cuál era el contexto final. Tardamos un poco en poder empezar a laburar pero cuando tocó hubo que darle con todo, sobretodo por el armado de la ventana, que era el mayor reto que enfrentábamos. Sin embargo no sabíamos todos los retos que aparecerían luego.
El grado de dificultad subió por primera vez cuándo en una reunión de taller, dirección y fotografía decidieron que una segunda ventana falicitaría la decisión de cómo llegar a la imagen de referencia y mostrar desde afuera lo que sería el final del corto, por supuesto nos consultaron, ese día estaba sola con otra de mis compañeras de arte y ante la dificultad de encontrar otra solución asumimos el armado de las dos ventanas.

 Por el lado de vestuario ya empezaba a buscar referentes e incluso acordé con una chica de indumentaria para armar el vestido

Nos dispusimos entonces a solucionar el tema ventanas, pensamos en todo y finalmente concordamos en hacerlas de telgopor puesto que era el material más liviano y seguramente resultaría mejor a la hora de trasladarlas y de montarlas en el panel (honestamente no sabíamos que había paneles con agujeros hasta la semana antes del ensayo). El día del ensayo fue otro tema, estando ahí nos dimos cuenta de que la puerta que estaba en el set desentonaba con el ambiente que buscábamos. Ante la falta de opciones y de tiempo decidimos armar la puerta también con telgopor, quedó bastante bien, sin embargo tuvimos un problema con el papel contac de madera y el reflejo que generaba en cámara, en ese aspecto nos ganó la puerta.

La opción de hacer el vestido fue descartada debido a que no dispuse a tiempo de las medidas de la actriz dado que aún no estaba definido quién sería, así que busqué tres posibles opciones de distintas tallas y las probé el día del ensayo, por suerte el vestido que más me convencía fue el que mejor le quedó a la actriz. De Alberto sí se había concretado antes un actor así que busqué camisas en su talla, lisas, rayadas y a cuadros. Había optado por la lisa, sin embargo el día que pintamos los paneles la pintura quedó bastante pareja (no era exactamente la intención) y existía la posibilidad de que se perdiera la figura de los personajes en el fondo al pasar al blanco y negro, así que decidí quedarme con la camisa rallada para Alberto, además así contrastaba con Celina, que era una de mis intenciones. Con el calzado, pregunté a los actores y por suerte ambos tenían zapatos que iban acorde al vestuario y época planteada. 

Otro reto para mi fue el peinado de Celina y por sobretodo, la cobertura de los tatuajes de Alberto. El primero dentro de todo pude manejarlo, utilicé secador de pelo y fijador para levantar el cabello de Celina y salió bastante bien para la cantidad de cabello con la que estaba trabajando. El caso de la cobertura no fue tan sencillo, comenzando porque me costó muchísimo conseguir una base de tono oscuro y los correctores se excedían del presupuesto, decidí entonces resolver con mi corrector personal. El día del rodaje lo que más llevó tiempo para mi fue la cobertura de los tatuajes de Marcos (Alberto), trás muchas capas de corrector naranja ya no se notaba tanto el tatuaje pero sí la diferencia de color de la piel y no podía resolverlo con mi base puesto que soy un tono más clara que Marcos. Cuando comenzamos a grabar y veía en el monitor la sombra del tatuaje intenté seguir cubriendo. La verdad es que Tamara me salvó con su corrector personal marron que cubrió a la perfección el tatuaje y emparejó mejor el color (gracias Tami).

La verdad es que el rodaje fue un vaivén de emociones y sensaciones, de nervios, emoción, estrés y preocupación. No alcanzamos a grabar nuestros 7 planos y fue algo que nos dejó a todos muy insatisfechos, pero más tarde en casa me puse a reflexionar sobre todo el trabajo que hicimos y todo el esfuerzo que le pusimos a la realización de este corto, y si bien el que no llegaramos fue un hecho que nos tumbó estoy satisfecha porque sé que lo que hicimos lo hicimos con cariño, que no hubo muchos roces en el grupo, que logramos hacer las ventanas, que resolvimos lo de la puerta y al menos hubo una, que tapamos los tatuajes de Alberto y que lo que no salió nos dejó un aprendizaje sobre cómo proceder y organizarnos para la próxima vez. 
Así que sí, no llegamos a los 7 planos pero nos llevamos muchos aprendizajes.


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